Quién pudiera predecir con certeza el camino de las emociones…
Quién pudiera prever el destino del alma, sus actos y consecuencias.
Tengo este hoy tan HOY entre mis dedos, que se me escurre.
Un hoy tan presente que me resulta imposible de proyectar a ciencia cierta.
No puedo prometerte nada, no puedo aseverarte nada de ese futuro que delineamos.
Puedo hablarte de mis deseos, puedo nombrarte como quisiera que fuera, pero no puedo prometértelo. Y esto, no lo dudes, me inquieta más a mí que a ti.
Si existe la forma de preservar las emociones, de predecirlas, de generarlas… no la he encontrado todavía.
Hoy amo, deseo, sueño, escribo y pienso, prefiguro en mi mente un futuro que amplía mi hoy. Lo convierto en horizonte, lo señalo como aquello que le da sentido a mis actos. Aunque jamás sabré qué de real tendrá.
Esta necesidad de trazar marcos, de controlar situaciones dejando lo más cerca del margen lo imprevisible… es en realidad mi mayor reconocimiento a la imprevisibilidad.
13/09/2013
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