¿Qué pesa más?, ¿qué vale más?, al momento de poner las cosas sobre una balanza y asistir al momento de la caída de una de las dos bandejas, ¿qué pesa más?.
No es nada fácil hacer una revisión mirando hacia atrás, y porqué no, hacia delante.
¿Cómo continuar?, los momentos de confusión requieren decisiones ¿pero cómo elegir cuando uno no sabe donde tiene los pies?, paradoja insalvable la del alma equívoca.
Una gran tristeza invade el alma y no la deja pensar, la tristeza por lo no alcanzado, por lo no logrado. Los sueños se desvanecen en las propias narices, y tal como pregunta un gran cantautor: “¿Qué es lo peor del amor cuando se acaba?: que se acaba”.
No es dolor, es tristeza, es angustia, desilusión. Desilusión porque las ilusiones se desdibujan, se alejan, se borran.
No es dolor iba a repetir, pero no, sí es dolor también, y es un dolor grande, que penetra en el corazón, que lo cubre con su manto gris.
¿Qué hacer?, por el momento sólo llorar, drenar en cada lágrima, gota a gota, la confusión; duelar gota a gota, la finitud de los sueños.
29/11/2007
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