Llegó caminando, y a medida que se iba acercando sus sentidos comenzaban a agudizarse. Se sentó sobre la arena seca, que más allá de sus ropajes, lograba transmitirle su tibieza. Se descalzó lentamente, y apoyó primero su pie izquierdo, y luego el derecho. Movió sus dedos y sintió como la arena iba cubriendo con una suave caricia sus pies. Levantó la mirada y observó el mar, su mar, que se acercaba hacia él y se retiraba en un movimiento de vaivén.
Contempló esa belleza natural durante un instante, aunque pudieron ser horas en verdad. Dio un profundo respiro y sintió como si sus sentidos estuvieran a punto de estallar. La perfección era absoluta. Ese delicado olor a sal, a arena seca y también húmeda, a mar, a paz… Ese sonido arrullador. Esa vista interminable, inabarcable, inmejorable…
Tomó un puñado de arena con la mano y dejó que ésta se deslizara lentamente por ella, mientras observaba como cada grano retornaba a su lugar junto a los otros. Se puso de rodillas, agradeciendo quizás a algún dios semejante obra maestra, y pausadamente se levantó. Se acercó al mar y sintió como una pequeña ola le bañaba sus pies descalzos. Dio un respingo por esa sensación fresca que le atravesó la piel. Y observando hacia lo lejos, hacia algún punto perdido del horizonte, comenzó a caminar sobre esa arena que se hundía ante sus pasos. Y caminó, y caminó hasta el punto en el que el tiempo y la distancia recorrida comenzaron a carecer de sentido.
El mundo se rendía ante sus pies. Era un espectáculo asombroso, impagable, a contramano del mundo denominado moderno que él, como tantos otros, habitaba.
Comenzó a correr y a correr, cada vez mas rápidamente, intentado llegar, intentado alcanzar quién sabe qué cosa, hasta que se desplomó sobre la arena.
Las pocas fuerzas que le quedaban le permitieron girarse boca arriba, la agitación era insoportable, no se escuchaba nada más que sus gemidos y sus intentos casi absurdos de capturar todo el oxígeno posible de una sola bocanada. Su corazón latía a tal velocidad que no podían reconocerse sus latidos, formando un continum de movimiento y sonido imparable.
Poco a poco los ritmos se normalizaron, su cuerpo, tendido sobre la arena, de pronto volvió a quedar absorto. Ese sonido mecido por la suave brisa volvió a capturarlo, ese aroma, ese calor…
Definitivamente, ningún lugar en el mundo podía ser mejor.
17/08/2007
Letras creadas. Letras prestadas. Letras que exclaman. Letras que no alcanzan a decir. Letras que bordean. Sólo letras...
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viernes, 17 de agosto de 2007
Te Amo
Nunca me preguntaste porqué te amo.
Te amo por tu pelo negro, brillante, con esas pequeñas canas que comienzan a asomarte por allí.
Te amo por tus ojos oscuros, que miran a través de mí, que recorren todo mi ser, que me abren las puertas de tu alma.
Te amo por el pequeño lunar que tienes en tu oreja izquierda.
Te amo por tus labios suaves, sensibles, carnosos, que me hacen descubrir sensaciones maravillosas cada vez que rozas los míos.
Te amo por tu sonrisa, que me colma de felicidad.
Te amo por las líneas que se te dibujan en el rostro cada vez que sonríes.
Te amo por tu gran espalda.
Te amo por tus brazos, que se abren cuando llego, que me alojan entre ellos y me brindan tu calor.
Te amo por tus manos grandes, fuertes, por el modo en que me toman.
Te amo por tu cintura, esa que a veces tanto te duele por el trabajo.
Te amo por tus piernas fuertes, que recorren diariamente la ciudad, y que te acercan a mi cuerpo, a mis brazos que tanto te esperan.
Te amo por tus pies, esos que mueves incansablemente acariciando una y otra vez las sábanas.
Te amo porque eres simple
porque eres caballero.
porque eres responsable.
porque eres trabajador.
porque tienes sueños a futuro.
porque me dejas soñar contigo.
por el modo en que me abrazas por las noches.
por el modo en que me haces el amor.
por la facilidad con que cocinas y por el sabor único de tus comidas.
por el modo en que me cuidas.
por como cuidas de ti.
por como diariamente haces las compras.
por el modo que tienes de retratar la vida a través de tus fotos.
por el respeto que tienes hacia las cosas y hacia las personas.
por el modo en que me miras.
Te amo porque eres el hombre que he soñado tener a mi lado.
17/08/2007
Te amo por tu pelo negro, brillante, con esas pequeñas canas que comienzan a asomarte por allí.
Te amo por tus ojos oscuros, que miran a través de mí, que recorren todo mi ser, que me abren las puertas de tu alma.
Te amo por el pequeño lunar que tienes en tu oreja izquierda.
Te amo por tus labios suaves, sensibles, carnosos, que me hacen descubrir sensaciones maravillosas cada vez que rozas los míos.
Te amo por tu sonrisa, que me colma de felicidad.
Te amo por las líneas que se te dibujan en el rostro cada vez que sonríes.
Te amo por tu gran espalda.
Te amo por tus brazos, que se abren cuando llego, que me alojan entre ellos y me brindan tu calor.
Te amo por tus manos grandes, fuertes, por el modo en que me toman.
Te amo por tu cintura, esa que a veces tanto te duele por el trabajo.
Te amo por tus piernas fuertes, que recorren diariamente la ciudad, y que te acercan a mi cuerpo, a mis brazos que tanto te esperan.
Te amo por tus pies, esos que mueves incansablemente acariciando una y otra vez las sábanas.
Te amo porque eres simple
porque eres caballero.
porque eres responsable.
porque eres trabajador.
porque tienes sueños a futuro.
porque me dejas soñar contigo.
por el modo en que me abrazas por las noches.
por el modo en que me haces el amor.
por la facilidad con que cocinas y por el sabor único de tus comidas.
por el modo en que me cuidas.
por como cuidas de ti.
por como diariamente haces las compras.
por el modo que tienes de retratar la vida a través de tus fotos.
por el respeto que tienes hacia las cosas y hacia las personas.
por el modo en que me miras.
Te amo porque eres el hombre que he soñado tener a mi lado.
17/08/2007
miércoles, 15 de agosto de 2007
Pedir
Le pediste a la vida, amor
Le pediste a la lluvia, lágrimas
Le pediste al mar, oleaje
Le pediste al clima, calma
Le pediste al tiempo, prisa
Le pediste a la memoria, olvido
Le pediste al agua, sed
Le pediste al futuro, ansias
Le pediste a la vejez, recuerdos
Le pediste a tu dios, vida
Y tuviste amor
lágrimas
oleaje
calma
prisa
olvido
sed
ansias
recuerdos
vida
Y quisiste más,
Y pediste más.
15/08/07
Le pediste a la lluvia, lágrimas
Le pediste al mar, oleaje
Le pediste al clima, calma
Le pediste al tiempo, prisa
Le pediste a la memoria, olvido
Le pediste al agua, sed
Le pediste al futuro, ansias
Le pediste a la vejez, recuerdos
Le pediste a tu dios, vida
Y tuviste amor
lágrimas
oleaje
calma
prisa
olvido
sed
ansias
recuerdos
vida
Y quisiste más,
Y pediste más.
15/08/07
martes, 7 de agosto de 2007
Perspectiva
¿Qué será real?, ¿qué será verdad?, ¿la percepción amplia y grandiosa que tenemos de las cosas y lugares de pequeños, o la percepción diminuta y constreñida que obtenemos de ellos cuando adultos?
Me pregunto dónde quedó esa cocina inmensa donde mi abuela cocinaba, y en donde las dos comíamos a ambos lados de esa gran mesa redonda a la cual apenas llegaba yo, cuando hoy descubro este lugar diminuto en dónde dos personas difícilmente pueden moverse sin estorbarse.
Me pregunto qué edad tendría yo cuando jugaba con mis amigos debajo de esa gran mesa de madera del comedor, cuando hoy la observo tan frágil y maniobrable al trasladarla de un sector a otro, y debajo de la que, apenas cabe una silla.
Me pregunto qué ha sido de ese hombre tan grande, alto y fuerte que podía sostener el mundo sobre su espalda, cuando hoy descubro a mi padre como un hombre delgado, casi etéreo y tan necesitado de todos nosotros.
Me pregunto qué ha sucedido con mi primer pelopincho, aquella pileta en la cual nadaba de un borde al otro, cuando hoy la veo enterrada en el jardín como una pequeña fuente para plantas acuáticas.
Me pregunto qué ha cambiado de ese patio enorme de mi colegio, en donde jugábamos largas horas corriendo por acá y por allá, cuando hoy vuelvo al mismo y parece tan encogido, tan pequeño y recorrible con sólo una mirada.
¿Qué será real?, ¿qué será verdad?, ¿la percepción amplia y grandiosa que tenemos de las cosas y lugares de pequeños, o la percepción diminuta y constreñida que obtenemos de ellos cuando adultos?
07/08/07
Me pregunto dónde quedó esa cocina inmensa donde mi abuela cocinaba, y en donde las dos comíamos a ambos lados de esa gran mesa redonda a la cual apenas llegaba yo, cuando hoy descubro este lugar diminuto en dónde dos personas difícilmente pueden moverse sin estorbarse.
Me pregunto qué edad tendría yo cuando jugaba con mis amigos debajo de esa gran mesa de madera del comedor, cuando hoy la observo tan frágil y maniobrable al trasladarla de un sector a otro, y debajo de la que, apenas cabe una silla.
Me pregunto qué ha sido de ese hombre tan grande, alto y fuerte que podía sostener el mundo sobre su espalda, cuando hoy descubro a mi padre como un hombre delgado, casi etéreo y tan necesitado de todos nosotros.
Me pregunto qué ha sucedido con mi primer pelopincho, aquella pileta en la cual nadaba de un borde al otro, cuando hoy la veo enterrada en el jardín como una pequeña fuente para plantas acuáticas.
Me pregunto qué ha cambiado de ese patio enorme de mi colegio, en donde jugábamos largas horas corriendo por acá y por allá, cuando hoy vuelvo al mismo y parece tan encogido, tan pequeño y recorrible con sólo una mirada.
¿Qué será real?, ¿qué será verdad?, ¿la percepción amplia y grandiosa que tenemos de las cosas y lugares de pequeños, o la percepción diminuta y constreñida que obtenemos de ellos cuando adultos?
07/08/07
domingo, 5 de agosto de 2007
Palabras
Quizás éste sea el sector más melancólico de mi persona, el que escribe, el que narra, el que se libra al discurrir de las palabras…
Las palabras, ¿mera sucesión de letras?, ¿qué esconden las palabras que son capaces de maravillarnos tanto? Y no me refiero simplemente a ese sonido, a aquello audible que tanto placer genera en nuestros oídos. Tampoco intento denotar la fascinación que genera la fluidez de la pluma.
Pregunto nuevamente, ¿qué esconden las palabras que son capaces de maravillarnos tanto? Hablamos de una sensación, de la sensación de maravillarnos, y de maravillarnos ¿ante qué?, ante ese producto que generan.
Las palabras generan, crean, permiten que esa sucesión no tan ordenada, y no tan sucesiva realmente de pensamientos, de matices, de emociones, cobre una tonalidad concreta, se manifieste ante la mirada o ante la audición propia o de otros, y que al mismo tiempo digan algo muy diverso de lo que intentan decir, y de lo que dicen.
Constituyen una vía de creación, conducen al surgimiento de algo propio, que ya no es propio, que deja de serlo una vez trascripto. Algo compartido, que tampoco es compartido, porque cada lector u oyente introduce en ellas innumerables significaciones no pensadas por el creador. Algo nuevo, quizás perdurable, que irrumpe en el silencio como en la hoja en blanco, como una punzada de aguijón. Algo de lo que no sabemos en verdad, ni su origen, ni sus múltiples destinos.
Una palabra, un conjunto de letras y de silencios, de espacios entre letras. ¿Qué será lo primordial?
Palabras, vehículos puramente humanos, indiscutiblemente maravillosas, exquisitamente imperfectas.
05/08/07
Las palabras, ¿mera sucesión de letras?, ¿qué esconden las palabras que son capaces de maravillarnos tanto? Y no me refiero simplemente a ese sonido, a aquello audible que tanto placer genera en nuestros oídos. Tampoco intento denotar la fascinación que genera la fluidez de la pluma.
Pregunto nuevamente, ¿qué esconden las palabras que son capaces de maravillarnos tanto? Hablamos de una sensación, de la sensación de maravillarnos, y de maravillarnos ¿ante qué?, ante ese producto que generan.
Las palabras generan, crean, permiten que esa sucesión no tan ordenada, y no tan sucesiva realmente de pensamientos, de matices, de emociones, cobre una tonalidad concreta, se manifieste ante la mirada o ante la audición propia o de otros, y que al mismo tiempo digan algo muy diverso de lo que intentan decir, y de lo que dicen.
Constituyen una vía de creación, conducen al surgimiento de algo propio, que ya no es propio, que deja de serlo una vez trascripto. Algo compartido, que tampoco es compartido, porque cada lector u oyente introduce en ellas innumerables significaciones no pensadas por el creador. Algo nuevo, quizás perdurable, que irrumpe en el silencio como en la hoja en blanco, como una punzada de aguijón. Algo de lo que no sabemos en verdad, ni su origen, ni sus múltiples destinos.
Una palabra, un conjunto de letras y de silencios, de espacios entre letras. ¿Qué será lo primordial?
Palabras, vehículos puramente humanos, indiscutiblemente maravillosas, exquisitamente imperfectas.
05/08/07
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